Hará ahora unos quince días, aprovechamos una de las clases para repasar lo que habíamos hecho durante el curso hasta ahora y aunque podemos decir que nos sentimos satisfechos, llegamos a la conclusión de que debíamos dibujar más..., porqué la pintura es increible, pero el color sin un buen dibujo detrás, a menudo, puede dejar mucho que desear.
Así es que en la última clase decidimos abordar el dibujo de la figura con diferentes tipos de grafito y carboncillo, posando nosotros mismos como modelo, del natural.
La clase se concretó en el dibujo de siete figuras, alumnos y profesa, en tandas de diez minutos. Y aunque al principio nos mostrábamos reticientes por la dificultad de tal empresa (enfrentarse a lo que nos parece difícil a priori no es siempre lo que más apetece), acabamos entusiasmados, no solo por el resultado, que a la vista está, sino porqué nos dimos cuenta de que intentar las cosas, ésas que más nos cuesta, es la base para aprender.
No hay comentarios:
Publicar un comentario